Exposición "Un registro fotografico del terremoto" 2/4

Mientras el ser humano necesita del olvido para sobrevivir sin morir de miedo ante todos los peligros que lo amenazan permanentemente, la memoria que esa misma sociedad humana se construye opta por no olvidar. El registro, el archivo y el cuento oral son igualmente importantes que la fotografía, la novela o el canto flamenco, para conservar la realidad de un hecho, de un acto, de una idea, de una revolución. Aceptar el dolor pasado para enfrentar el próximo, es parte de la educación necesaria que se debe transmitir por generaciones. Por eso, el hecho de mostrar fotografías de las consecuencias del terremoto de la madrugada del 27 de febrero significa despertar la memoria colectiva de la historia sísmica de Chile, y es así como Valparaíso recuerda hoy 1906, 1960, 1985. La ironía cínica de este cataclismo es que ocurrió en el mismo año del Bicentenario de Chile, lo que debe hacer recordar que Chile no nació de la nada hace 200 años, sino que, desde hace millones de años y con varios mega terremotos, se forjó la construcción de una realidad geológica y la remodelación de paisajes milenarios que son nuestro orgullo de hoy. También varios sismos humanos, desde la aparición de los primeros habitantes en esos territorios, atrapados entre la Cordillera y el Pacífico, hasta el desembarque de los primeros europeos. Y otras réplicas políticas, sociales y culturales, que incitaron los habitantes de esos territorios del fin del mundo a adaptarse, construir memorias y decidir resistir para enfrentar lo que viene. Los terremotos no tienen tiempo, ni hora, ni reloj; la historia del mundo tampoco. Si Chile celebra este año 200 años, el pueblo chileno mostró, a través su actitud y su reacción después este último mega terremoto, que tiene más de 200 años.

Nancy Arancibia y Bertrand Coustou

Bahía Utópica Galería de Arte